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sábado, 2 de abril de 2022

COMENTALECTURAS: Libro: La edad de la inocencia

 


Título: La edad de la inocencia


Autor: Edith Wharton (1862-1937)


Género: Ficción Clásica

Editorial: Alianza Editorial

Traducción: Carmen Criado

Fecha de ediciónedición (16 enero 2020)

Páginas: 331

Biografía de la autora:

Edith Wharton (1862-1937) nació en Nueva York, en el seno de una familia adinerada y distinguida, y es considerada una de las más grandes escritoras estadounidenses. "La edad de la inocencia" fue llevada a la pantalla por Martin Scorsese en 1993, protagonizada por Daniel Day-Lewis, Michelle Pfeiffer y Winona Ryder. 


Otras obras de la autora:  en Alianza Editorial: "Estío", "Ethan Frome" y "Las hermanas Bunner".

Argumento de La edad de la inocencia

Pertenecientes al exclusivo y tradicional patriciado de la Nueva York del último tercio del siglo XIX, anclado a sus rígidas convenciones y hábitos sociales, Newland Archer, joven y brillante abogado, y su novia May Welland, joven gris y perfectamente educada, se prometen teniendo en el horizonte la perspectiva de formar un matrimonio acorde con las expectativas y cánones propios de su educación, su medio y sus respectivas familias. Sin embargo, la inesperada irrupción en este escenario de la prima de May, Ellen Olenska (una mujer de treinta años atractiva, independiente y escasamente convencional, un soplo de aire fresco), procedente de Europa huyendo de su matrimonio con un desaprensivo conde polaco, introducirá un factor de inestabilidad en la pareja y en la sociedad a la que pertenecen. "La edad de la inocencia" no es sólo un retrato insuperable del inicio del declive de la alta sociedad tradicional de Nueva York, con sus esplendores y sus miserias, sino también una novela que plantea las idas y venidas, y sobre todo las dolorosas contradicciones, de la pasión amorosa.


Fecha de lectura: Diciembre, 2014

Mi crítica:

Es una novela realista y costumbrista que describe minuciosamente la sociedad puritana norteamericana de finales del siglo XIX. Es una narrativa detallada de los usos y costumbres de esa época en USA. Tiene una estructura clásica, (planteamiento, nudo y desenlace) con un objetivo claro: denunciar el papel de una esposa subyugada al marido y siempre en segundo plano respecto a él, que considera legítimo tener la esposa fiel dentro de casa y la amante que lo complace fuera. Pero, además, aboga por el derecho de cualquier mujer a vivir su vida como le parezca. Edith Wharton, como tantas escritoras, científicas, artistas etc. coetáneas a ella, se adelanta al siglo XXI y denuncia con su narrativa un machismo, no emplea en ningún momento esta palabra, aunque presenta los hechos consumados que traslucen que las mujeres lo sufrieron en mayor o menor medida, ya que se ve claramente su intención de ponerlo sobre la mesa y de reclamar para la mujer otro tipo de consideración social más justa. 

jueves, 31 de marzo de 2022

COMENTALECTURAS: Libro: Los extraños, de Jon Bilbao


Título: Los extraños

Autor: Jon Bilbao Lopategui

Género: Negro (Realismo-sucio)

Editorial: Impedimenta n.233

Fecha de edición: 20/09/2021

Páginas: 144

Fecha de lectura: 26/03/2022 (Club de lectura de lo Extraordinario)

Biografía autor:

Nacimiento 1972, Ribadesella, Asturias (España)
En 2o25 participó en el libro Ficciones, recopilación de relatos de varios autores. Editorial Edaf. Recibió el premio Asturias Joven, narrativa, por el libro 3 Relatos, publicado en 2006 por la editorial Nobel. Es autor también de biografías destinadas al público infantil: Leonardo da Vinci el inventor; Henry Stanley, el explorador; Shakespeare, el maestro del teatro; y Lewis y Clark, la conquista del oeste.

Otras novelas del autor:

Basilisco, Impedimenta n.211 
El silencio y los crujidos, Impedimenta n.173
El hermano de las moscas. Colección Púrpura, 
Padres, hijos y primates, Colección Púrpura
El Regreso del Hircocervo
Stromboli, Impedimenta n.137
Coautor de: Shakespeare y la ballena blanca


Argumento de Los extraños

 Jon y Katharina pasan el invierno en la costa cantábrica, en la vieja casa familiar de él, demasiado grande para dos personas. Cuando Katharina se queda embarazada sin desearlo, empieza a preguntarse si irse a vivir con él fue buena idea. Una noche, unas luces extrañas aparecen en el cielo. A la mañana siguiente, Markel, un primo lejano de Jon se presenta por sorpresa en la casa. Le acompaña la atractiva y silenciosa Virginia. Jon no recuerda haber visto nunca a su primo y duda de que Markel sea quien dice ser; la presencia de Virginia se hace cada vez más amenazadora y, poco a poco, los visitantes empiezan a apropiarse de la casa. Pese a todo, Jon y Katharina se sienten fascinados por esos extraños en los que ven un remedio para su aburrimiento y quizá también para sus problemas.

Mi crítica 

Es una novela corta, pero desde el principio Jon Bilbao consigue crear un ambiente de misterio introduciendo en la convivencia cotidiana y apartada de una pareja, Jon y Katharina, un elemento aparentemente inofensivo como es la llegada del primo de Jon, Markel  y su novia Virginia. 
Jon Bilbao escribe con un lenguaje conciso y claro, de frases cortas y contundentes sin concesiones a metáforas o lírica alguna, pero la sensación de confusión no está en el uso de las palabras, sino en el ambiente que recrea y en la personalidad y conducta algo rara de los visitantes. 
Me ha llamado mucho la atención la forma de transcribir los diálogos, sin la estructura clásica, sino como si continuase la misma narrativa. Solo se distinguen los párrafos de conversación por los verbos de dicción que emplea para reforzarla.
La novela tiene planteamiento y nudo, aunque no desenlace. Y eso es otra gran causa de extrañamiento y para mí el mayor defecto. Te deja con la sensación de que la historia no está completa. No es que tenga un final abierto, es que las claves que te da para suponerlo te parecen poco argumentadas. 

Mi calificación es de 3***

COMENTALECTURAS: Libro: Un cuchillo en la mirada, de Jim Thompson

Título: Un cuchillo en la mirada

Autor: Jim Thompsom

Editorial: Ediciones BSA, Serie B

Fecha de edición: mayo 1988

Páginas

Fecha de lectura: Febrero, 2013

Biografía autor

Jim Thompson murió absolutamente ignorado, aunque, con el tiempo, ha crecido en prestigio y fama. No sólo es proclamado como uno de los grandes de la novela negra estadounidense, junto a Raymond Chandler y Dashiel Hammett, sino que, además, es reconocido como un renovador del lenguaje y creador de un universo equiparable a William Faulkner.

Autor de una prolífica obra, con 29 novelas publicadas y miles de páginas aún inéditas. Hay en su obra un itinerario experimental, subversivo e irónico, que ha retratado, con un gran componente autobiográfico, los infiernos que vivió en Estados Unidos de la primera mitad del siglo XX, incluido su alcoholismo desmesurado. Apenas vivió de su literatura, sí en cambio de sus artículos periodísticos, aunque ya en la última etapa de su vida. Antes, ocupó todo tipo de trabajos, desde botones a cocinero, guardia de seguridad o peón en pozos de petróleo.


Otras novelas del autor:

Aquí y ahora
El asesino dentro de mí
Libertad condicional
Noche salvaje
Una mujer endemoniada



Argumento de "Un cuchillo afilado en la mirada"

William Collins es un chico que ha estado en diversas instituciones para enfermos mentales de los que se ha ido escapando. Aparentemente es un hombre atractivo y agradable, pero, si se meten con él, puede convertirse en un sujeto muy peligroso. Un día conoce a una mujer enigmática y a un timador que le proponen un negocio: secuestrar a un niño y hacerse ricos con el rescate. Collins duda, aunque le tienta la perspectiva de continuar junto a la mujer, pero tiene que andarse con cuidado, porque sabe que en cualquier momento lo pueden traicionar. Y eso podría desencadenar su ira y llevarlo de nuevo a ser internado o incluso a la cárcel.

Mi crítica 
Jim Thompsom siguiendo la corriente narrativa del realismo-sucio norteamericano escribe sobre los asuntos más oscuros, sórdidos y delictivos de la sociedad norteamericana del siglo XX, hace en esta novela una radiografía psicológica magistral de unos personajes marginales. Como sin querer, dice verdades como puños sobre una sociedad puritana que cubre las apariencias, pero que en la trastienda crea todo un catálogo de seres con grandes desequilibrios, unas veces evidentes que lo llevan a delinquir y pagar por ello en la cárcel, de la que salen sin estar rehabilitados, y otras, las más, individuos que coquetean con los márgenes de la ley y abocan a otros a que cometan actos delictivos por ellos, con lo que la mayoría de las veces pagan justos por pecadores. Es una novela descarnada que te deja mal sabor de boca y te quita la fe en la bondad de la condición humana. Las novelas de Thompson tienen un poso autobiográfico porque el también tocó fondo con su alcoholismo más que probado y la multitud de trabajos mal pagados que tuvo que aguantar para sobrevivir. Pero nadie le puede quitar el mérito de recrear los ambientes criminales de la delincuencia con gran maestría como si utilizase un fino bisturí.

Mi clasificación 4****

viernes, 25 de marzo de 2022

Bizcocho de yogur (cocido sin horno)

                                                              Ingredientes
                    3 huevos
                                                                        1vaso mediano de aceite de girasol crudo
                             1yogur natural
                                          1 y1/2 vasos de azúcar
                                                         2 vasos de harina para bizcocho
                                        ralladura de un limón
                                                                         3 gaseosas completas (La bandera u otra marca o levadura para repostería)

Modo de hacerlo:

Se ponen todos los ingredientes en la batidora y se baten. Si quieres que salga más esponjoso, bate primero las claras a punto de nieve con una pizca de sal y cuando estén consistente añádelas poco con movimientos envolventes a la masa principal. Luego unta con un poco de mantequilla el fondo de una cacerola de 20cm de diámetro y fórrala con papel vegetal, a su vez también untado, que cubra parte de las paredes de la olla. Vierte la masa y ponla a cocer a fuego medio-bajo alrededor de 1 hora. Si es posible tapa con una tapadera transparente porque no se puede abrir a mitad de cocción, sino se bajará el pastel y quedará apelmazado. Cuando veas que se tuesta por los lados estará ya listo, por arriba queda cocido, pero de color amarillo claro. Un truco para saber si está ya cocido es si la tapadera tiene un orificio para que salga el vapor de cocción, introducir por él una varilla larga, sirve un palo limpio como los de pincho moruno. Si sale limpio es que ya está listo. Se desmolda en caliente separando el bizcocho de las paredes de la olla mediante un cuchillo. Se le quita con cuidado el papel adherido, se vuelca en una fuente, a continuación, se espolvorea con azúcar glas y, si te gusta, canela. Se deja enfriar. Y ¡a comer!




Hoy nos hemos levantado, en la playa, con el tiempo revuelto y el cielo muy nublado. He de escribir un microrrelato que me tiene ocupada la cabeza varios días. Le doy vueltas a la idea e intento aplicar la teoría que preconizan los eruditos, pero una no es un Nobel, así que sale lo que sale. Parece que mi cerebro, sin que yo le dé permiso, quiere desconectar, como me ocurre puñados de veces cuando no tengo las cosas claras. Cual niño caprichoso, se va en picado a otros centros de interés más atractivos. Juro que yo no intervengo para nada.

Mi santo y yo desayunamos a diario un plato de fruta y una pieza o dos de bollería. Para mañana se han terminado. Sí o sí, hay que ir al Super a comprar varios artículos, ay, pero en estos centros la repostería deja mucho que desear. Total, que se me ha despertado el instinto culinario que llevo en los genes o no sé dónde puñetas. Lo salaó no me suele salir mal, quizás por aprendizaje materno. De lo dulce, comería a todas horas sin hartazgo, pero me reprimo por eso de mantener la figura, no vaya a ser me descuide y me convierta en una Botero cualquiera. Lo dicho, me retengo. Pero hete aquí que de vez en cuando lo necesito como el beber, no digo comer, sino elaborar una receta dulce.

 Bueno, pues hoy era ese día. Pienso en Bizcocho de yogurt. ¿Cómo se hacía?,¿tres huevos o cuatro?, ¿un vaso de azúcar o dos?, ¿cuánto aceite?, ¿lleva leche o solo yogurt? ¡Madre mía, cada vez tengo peor la cabeza! Además, no sé si dispongo de todos los ingredientes. Busco en internet: Bizcocho de yogurt sin horno. ¡Toma ya! Esto sí que no lo he experimentado nunca. Estupendo porque el horno con la subida de las eléctricas gasta que es un primor y a ver si me va a salir más caro el postre que el guisao. ¿Qué hago?

Vale, me decido a experimentar. Rebusco por los armarios. ¡Milagro, tengo todos los ingredientes! Los preparo. Escucho con atención al tío que cuelga el vídeo, uno más que quiere likes a porrillo. ¡Pobre, qué barato nos vendemos! No somos conscientes de que nuestros datos son el capital del negociazo de internet, Hoy mismo yo me he vendido ya en tres o cuatro ocasiones y eso que acaba de empezar el día, cuando termine habré puesto la cama un momento sí y otro también, y lo más terrible sin ser apenas consciente. ¡Qué le voy a hacer ¡ O pasas por comunicarte por las redes sociales o eres un bicho raro, si hasta las entradas para los eventos que organiza los ayuntamientos hay que obtenerlas por el dichoso ordenador. Ah, y que funcione la web y, en el mejor de los casos, que no se hayan agotado, porque dicen que los jubilados somos analfabetos digitales. ¡Quia! Eso lo dirán algunos carcamales ya más allá que acá, porque yo solo sé que cualquier actividad cultural gratuita está siempre copada. O los nietos ayudan a los yayos, o estos en cuestión dan el timo y saben más que dicen, tanto hacerse las víctimas y luego cuando les interesa saben más que los jóvenes, solo sea por el resabio que se acumula. Aunque todos sabemos que no hay mejor motivación que el todo gratis. Doy fe de que el término español es famoso en el mundo entero, al menos el conocido por mí, modestia aparte.

Por fin, vamos allá. Escucho detenidamente la explicación del cocinero internauta. Mi cerebro recapitula y mis manos se ponen directas a la masa, nunca mejor dicho. Vaya, un contratiempo. Hay que batir las claras a punto de nieve y aquí en el apartamento de la playa solo tengo la batidora básica. Ala, Anita, añade una pizca de sal, dicen que así suben más rápido, y bate a fuerza de tenedor. Mi brazo no es robótico nunca he conseguido un punto de nieve consistente.

Hago la mezcla principal, añado la harina poco a poco, aun midiéndola, esto también pasa en otros menesteres, nunca sabe una si es mejor quedarse largo o corto, siempre tengo miedo de que la masa me quede blanda o demasiado dura. Así que la pongo, más o menos a  ojo , aquí funciona la experiencia, ojalá y tuvieses tan buen ojo para las cosas importantes, eso tontorrona que a veces eres más incauta que una perdiz.

Bueno, esto ya está, empieza el experimento: corto el papel para forrar el fondo de la olla, no tengo papel vegetal, utilizo el de aluminio, dicen que no es sano, pero hoy paso de pensarlo, lo unto con mantequilla, vierto la mezcla, parece bien efervescente, en verdad, gracias a la levadura, como yo con el Ibuprofeno de cada mañana que si no me lo tomo me cuesta una tonelada empezar a rular.

Enciendo el fuego, tapo la cacerola, menos mal que dispone de tapadera transparente porque se puedo abrir el recipiente durante la cocción, sino adiós a que suba bien el pastel. Debíamos tomar ejemplo. Algunas cosas que funcionan, ni menearlas, sobre todo en política. Alguien dijo que los experimentos solo con gaseosa. El sujeto en cuestión se hizo famoso por ese comentario, no precisamente por los grandes logros que desarrolló en el ministerio que presidía, ahí fue rasito rasito, aunque también dio alguna que otra patada. ¡Pobre! Es que era un español típico, ya se sabe cuando nos fallan las palabras acudimos a los exabruptos verbales o a la fuerza bruta, de eso no estamos mancos, no, ni antes ni ahora.

Como soy inquieta por naturaleza, mientras se cuece el pastelito de marras, me pongo a escribir esta crónica de desahogo. Uf, huelo a quemado, salgo como soldado a toque de corneta. Pos sí, el fuego era demasiado potente, ya se sabe cada vitrocerámica tiene su punto, y a la mía, va para años, le he cogido solo parte de la media. Lo bajo al mínimo, quizás con un poco de suerte se pueda comer. Como no me quiero arriesgar, nos quedamos de centinelas, menos mal que las nubes amenazan y el mar se presupone revuelto.

En esto llama mi hijo: Mamá que vamos a comer. Nunca se sabe si van o vienen, si has de preparar guiso o no. Siempre te avisan a última hora. Hoy tenemos suerte, el Super está abierto en domingo durante el verano. Mi marido escapa a la carrera a comprar, si fuese tan fácil añadir cuando nos quedamos cortos en las cosas de la vida o suprimir los errores sin más, pero no, en eso las más de las veces te cierran el circuito con opciones limitadas, dejándote fuera o dentro según convenga.

En fin, que os dejo, que me voy a ejercer de madre y abuela. Ya os digo, por si alguien todavía no es un yayo caldoso, que es una de las cosas de la vida que más satisfacción da. El pastel estaba previsto para el desayuno, pero con extra de familia puede que caiga pa merendar.

 

domingo, 20 de marzo de 2022

Una vez más





Una vez más

Aquel fatídico 24 de febrero de 2022 Yuriy miró incrédulo la televisión. Al principio pensó que la mascletá empezaba este año antes, me dijo, para recuperar el tiempo perdido por estos dos años de Covid 19. Necesitó varios días de mirar sin pestañear los telediarios para comprender que no eran noticias falsas, sino que la guerra en Ucrania es una realidad mucho más cruel que cuando él se peleaba, allá en su tierra natal, con su hermano por un trozo más de pan.

Llegó a nuestra casa en Valencia por primera vez cuando tenía seis años, fruto de un programa para vacaciones de niños que habían sufrido el desastre nuclear de Chernóbil. Venía todos los veranos hasta que murió su padre y mi hijo Jaume, con permiso de la madre, asumió un acogimiento transitorio. Hoy el muchacho ya es mayor de edad y hace un año que decidió vivir de modo permanente en España. A Yuriy le ha costado mucho superar las secuelas de la radioactividad, de hecho, su salud física es frágil e intelectualmente arrastra un retraso madurativo de un par de años por detrás de su edad cronológica. Sin embargo, estos días parece que haya madurado de golpe: quería marcharse de inmediato para defender a su país.

  Nos costó frenarlo y que reflexionase sobre la mejor forma de ayudar a su gente. Mi hijo, que es médico, ha decidido acompañarlo hasta la frontera de Ucrania con Polonia. Allí se han unido a una organización humanitaria. Hoy me han enviado un wasap, posan sonrientes junto a la ambulancia en la que han subido a varias mujeres y numerosos niños, entre ellos dos hermanos de Yuriy. Me han saludado con la mano y él, satisfecho y sonriente, me ha dicho que están deseando conocer a su abuela española.

Su madre se ha quedado con el hijo mayor para luchar por su país. Sé que no habrá sido una decisión fácil. Tampoco para los niños abandonarla. Se me pone la carne de gallina solo de pensar en tantas familias que han tenido que separarse para no ver sufrir o incluso morir a sus hijos.

Yo soñaba con tener nietos, ahora me da un poco de miedo no saber estar a la altura, aunque tengo mucha ilusión. Por de pronto, me he descargado un traductor, de momento me las tengo que arreglar sola porque Jaume y Yuriy volverán cuantas veces puedan para ayudar a los que huyen despavoridos, una vez más, de la injusticia y de la barbarie de politicos que no saben gobernar.  


 

domingo, 3 de octubre de 2021

En el Monte Codel

  

Llutchen febrero de 1239

 

Mi querido Rey y señor:

quiero contaros de mi puño y letra algo que ha sucedido aquí en el monte Codel donde vos mismo me enviasteis para conquistar el castillo de Chía a los moros.

Señor, habéis de saber que estando en el monte preparándonos para la batalla, pedimos a Mosén Mateo Martínez que celebrase misa para rogar la protección divina. Sucedió que cuando llegó el momento de la consagración, se oyó un fragor de cascos de caballos y un ulular de gritos feroces que cayeron sobre nosotros a la vez que, por sorpresa, nos atacaban las dagas y espadas enemigas. Mosén reaccionó presto y escondió bajo una roca las sagradas formas para luego luchar valientemente a nuestro lado. La contienda resultó dura y cruenta, perdiendo en ella gran número de los nuestros, algunos muertos y muchos heridos. Solo cuando cumplimos con el deber cristiano de enterrar a los primeros y curar a los segundos, fue cuando quisimos terminar la misa inacabada del día anterior para dar gracias a Dios por la victoria.  Mosén Mateo buscó las hostias consagradas y al levantar la roca quedó lleno de asombro al ver que estas habían dejado tanto en los corporales como en la hijuela lo que parecían marcas de sangre. ¡Milagro, milagro!, exclamamos todos hincando las rodillas y elevando al cielo cánticos de alabanza.

Tanto los aragoneses, como los castellanos y catalanes nos disputamos el honor de guardar las reliquias. Después de mucho parlamentar, acordamos que Mosén Mateo, portando los Corporales, se subiese a un mulo. Si llegados a uno de los determinados lugares de origen de los caballeros que allí estábamos y el animal se paraba, ese sería el sitio elegido para guardarlos. El mulo con los ojos tapados, después de dar varias vueltas, se paró en tierra de los aragoneses que enseguida explotaron en grandes muestras de regocijo. Luego de reunirse en concilio, decidieron que los guardarían en la villa de Daroca. Hoy mismo he autorizado escoltarlos con todas las medidas de precaución hasta que lleguen y las depositen allí.

 

Señor, se me ocurre que tenemos una buena ocasión de sacar beneficio. Si, con vuestra autoridad, vos mismo me presentáis a los eclesiásticos, como testigo directo del milagro, yo los puedo convencer de la autenticidad de este. Ya os habréis dado cuenta de que la mayoría de la gente cree lo que quiere creer. De esta manera la Iglesia obtendría buenos dineros por las peregrinaciones y nosotros su apoyo material para continuar con la conquista. Además, con la fe ciega que promueven asuntos como este, tenemos asegurado el apoyo incondicional del pueblo, con tal de que le prestemos defensa para que los infieles no profanen lo que ya se considera santos lugares.

 

Pensad bien en lo que os propongo. Los vencidos no parecen que vayan a dar problemas, aunque nunca está de más sujetar a las gentes con el temor a lo desconocido. De este modo ganaríamos el apoyo del clero, siempre avariento, y de los nobles que se sentirán felices por seguir con la cruzada y poder ganar además de tierras, la bula papal.

Quedo a la espera de vuestra respuesta aquí en lo que ahora todos llaman el Monte Santo.

Vuestro fiel servidor y tío:

Berenguer d´ Enteça

 

 

 

 

 


Conquista en Alcañiz

Había autorizado a su esposo Jaime I a utilizar parte del dinero de su dote para sufragar la campaña de la conquista del Reino de Valencia. Esta plaza le interesaba mucho para asegurar el futuro de sus hijos, pero aún más quería consolidar los lazos sentimentales con el rey. Tenía sospechas de que el monarca dudaba entre respetar la hegemonía del príncipe Alfonso, hijo se su primera esposa Leonor de Aragón, o inclinarse por dejar a Pedro, primogénito de ella, Violante de Hungría, como heredero del trono. Sabía que el rey disfrutaba con la poesía y la música. ¿Qué descanso más placentero podía ofrecerle que reclinar la cabeza en su regazo mientras escuchaba dulces melodías? Por ello había llevado en su séquito a aquel joven trovador de cabellos oscuros, dedos delicados con el laúd y voz llena de matices aterciopelados. También a varias doncellas, entre ellas a una discreta joven cuyas manos se mostraban expertas cuando masajeaban su dolorido cuerpo después de horas de intensa cabalgadura por cerros y llanos. Aquella noche, a la reina no le pasó desapercibida la mirada de complicidad entre el músico y la doncella. Pensó en qué poco conocía a sus servidores. Ella ya había hecho planes para casarla con el jefe del batallón real, sin reparar en si el hombre era o no del agrado de la muchacha. Durante los días siguientes no hubo lugar para el descanso ni las canciones. La batalla entre cristianos y sarracenos en la zona próxima a Ares se recrudeció. Muchos hombres cayeron heridos o muertos antes de que el bando cristiano ganase la partida. Días después de la victoria, los caballeros monjes ofrecieron al rey grabar aquellas gestas en las paredes del Castillo de Alcañiz, donde con generosidad la Orden de Calatrava lo había alojado, dispuesta a prestar ayuda a la Corona en la expansión del reino aragonés. Doña Violante aprovechó que su doncella le ayudaba a vestirse para la fiesta y con delicadeza le preguntó por quién ocupaba su corazón. Ella dudó un momento y con los ojos arrasados de lágrimas apenas podía contestar. La reina le levantó con dulzura la barbilla e hizo que la mirase. 
―No llores niña, no te casarás con nadie que tú no quieras. 
―Lo sé mi señora. No es por mí por quien lloro sino por mi hermano Joan, el trovador. Es él quien corre peligro. 
 ―¿Qué le ocurre? ―dijo la reina alarmada―, ¿está malherido? 
―No, mi señora ―se limpió las lágrimas―, es que entre los vencidos se encuentra Zoraida una joven mora de la que está enamorado. Esperan pronto un hijo. Ahora con la conquista teme por la vida de ambos.
 ―El rey ha prometido ser magnánimo, siempre que ellos nos sean fieles ―dijo la reina compadecida. ―Eso dice mi señor, pero sus hombres… 
―No temas, yo intercederé por tu hermano. Dile que venga a verme mañana. 
 Sin embargo, a pesar del ofrecimiento de los reyes de llevar en su séquito a los dos amantes, Zoraida prefirió permanecer con los suyos y Joan quedarse con ella. En el castillo  hay varias salas con grabados en la pared. En uno de ellos se puede ver como unas damas despiden dolientes a un joven trovador, que prefirió cambiar de costumbres y dedicación a la realeza para cantar solamente a una bella sarracena.